martes, 28 de mayo de 2013

Otras rallada a la cuenta, por favor. Esta vez con agradecimientos.

Hoy vengo de un humor raro. Si no queréis aguantarme, os lo digo ya.

Hay etapas en la vida. No voy a descubrir América diciendo eso, solo quiero hacer hincapié. Y las etapas las tenemos cada uno a distinto ritmo, pero no podemos evitar compararnos.

Se casa un amigo, otro tiene un hijo, etc. Este tipo de cosas, obviamente, te hacen pensar. Pero me he dado cuenta que hay una que se lleva la palma, nunca mejor dicho: cuando alguien de tu edad se muere.

No voy a entrar en detalles porque no va por ahí la cosa. Pero sí que piensas “¿Y si yo me muriera hoy qué quedaría de mí?”. Y bueno, a mí me ha tocado hacerme esa pregunta.

Como sabéis los escasos seguidores de mi blog, mi vida últimamente no ha sido un camino de rosas. He metido la pata no pocas veces y, como es ley de vida, el mayor perjudicado siempre soy yo. Pero al menos hay un error que he cometido poco: engañarme a mí mismo. Me compadezco de los que lo hacen reiteradamente, porque la ostia que se van a comer no va a caber ni en la Sagrada Familia (¿lo pilláis? Ostia, como lo que dan los curas en las iglesias)
 
También he de agradecer a todos los que han estado aguantándome mil y una tonterías. Empezando por mi familia, lógicamente, siguiendo con mis amigos y todo el que simplemente sea colega pero ha estado apoyándome.

Y hoy en particular va dedicado a una persona que lleva conmigo muchos años. Y en esta prueba de fuego de nuestra amistad, ha sido como calmar una hoguera con el agua de una presa. Su nombre es Blanca. No lo olvidéis. Es de las personas más grandes que tenéis la oportunidad de conocer.

A los que habéis estado conmigo, en especial a Blanca, os dedico esta canción. Nunca estáis solos. Me tenéis a mí, sea mucho, poco o nada.




You're not doing this alone

No hay comentarios: