miércoles, 1 de mayo de 2013

Eddan fue al país de las Formas sin formas a visitar al país de la Tortuga

Y allí estaba, como la recordaba, pero en otro momento del espacio y el tiempo. En el país de la Tortuga hacen reformas, como en cualquier otro sitio. Pero su característico cartel sigue en pie, dándote la bienvenida con su frase “todo tiene su lado bueno”.

Y como siempre que voy a visitarlo, hay alguien que me espera con los brazos abiertos. En fin, es fácil cogerle cariño a una tortuga si te abraza cada vez que la ves.


Esta vez, la Tortuga tenía menesteres varios que atender. Así que volví a recorrer el país de las Formas sin formas, de arriba abajo. No, no fui a sitios importantes. Esos sitios basta con verlos una vez.

Así que fui a conocer a la gente. Y vaya gente. Gente buena, me refiero. No penséis que son como hablan de ellos.

Por ahí dicen que las Formas sin formas quieren irse. Y que no te van a dar la bienvenida si eres de fuera. Pero uno es tan de fuera como quiera serlo. Y ellos son tan de ellos como quieran serlo. Lo bueno es que, al menos los que conocí, no querían ser de ellos ni que yo fuera de fuera.

¡Ah, cómo olvidarlo! Conocí a un rey. Bueno, a su copa para ser más concretos. Pero hay que respetar unas normas de comportamiento al respecto. Si no, te condenan a lo que llaman “acting stupidly”. No sé qué es, el recuerdo es algo borroso al respecto.

Conocí, como digo, otra parte del país de las Formas sin formas. Conocí a su gente, gente maravillosa y sitios que no habría descubierto si no era por visitar al errante país de la Tortuga. Y qué buena visita. En todos los sentidos.

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