martes, 14 de mayo de 2013

Crisis de identidad en Legend of Zelda


Hace poco me terminé, por fin, el Zelda Skyward Sword. Y he de decir, por mucho que me pese, que Nintendo tiene una seria crisis sobre cómo enfocar su juego a nivel narrativo. Me explico.

Si quieres contar una historia, tienes varias formas de hacerlo. Puede ser graciosa, épica, puedes darle forma de cuento y muchas más. Pero me voy a centrar en estas tres formas, porque este Zelda se queda en un quiero y no puedo con respecto a las tres.



Quiere ser épica porque estás contando una gran historia. La primera vez que Link se enfrenta al mal y cómo surge toda la leyenda alrededor del personaje de gorro verde y la princesa Zelda.

Quiere ser graciosa, dándole toques de humor y expresiones coloquiales. Imagino que con la intención de que al jugador le resulte una forma de hablar más cercana y se sienta identificado.

Por otro lado, quiere contarte un (gran) cuento donde muchas cosas suceden por arte de magia y hay no pocas florituras: que si un baile para adornar una pequeña ceremonia, que si un ritual para darte un objeto, etc.

El problema, como he dicho, es que estos elementos interfieren entre sí. Os pongo un ejemplo.

Hay un momento en el que un dragón os tiene que enseñar un trozo de una melodía para invocar a bla, bla. Lo que sea. Primero tienes que darle un jarabe, porque tiene la garganta mala. Pues cuando se lo das comienza a dar brincos por el aire como un loco y te suelta una frase tal como “es que a los dragones MILENARIOS también nos pueden los achaques de vez en cuando”. Pues con esa tontería te has cargado el que podría haber sido un momento épico del juego. Huelga decir que el bailecito y las frases coloquiales sobran cuando vienen de un dragón milenario. Un dragón que, por cierto, te trata de “campeón” constantemente. “No está nada mal, campeón”…



He de decir que no es la primera vez que le pasa a un Zelda. Los de la Nintendo DS son simplemente horribles en este sentido. Porque este Skyward Sword al menos sí tiene momentos de grandeza contra jefes grandotes, por ejemplo. Los de la DS son un constante pitorreo, con personajes estúpidos que no aportan nada en mi humilde opinión.

¿Tan difícil resulta dejar los personajes “graciosos” y las florituras fuera de los momentos épicos? Igualmente, tampoco hay que engrandecer un momento irrelevante de la historia.

Pues francamente, con el dinero que tendrá Nintendo, no debería ser difícil contratar a alguien que haga bien este trabajo. Ahí tenemos otras historias como la de Cómo conocí a vuestra madre, donde en un mismo capítulo puedes hartarte de reír y luego de llorar por el giro de la trama.

¿Significa esto que es un mal juego? En absoluto. Es solo que recuerdo cuando Saria te da la ocarina de madera en el Ocarina of Time o todas las veces que tenías que impedir que la luna se estrellara contra la tierra en Majora’s Mask. O en la misma Wii, el Twilight Princess y lo bien diseñado que estaba el personaje de Midna, con su arrogancia y sus complejos. Y con esto, llegamos al Zelda del 25 aniversario y bueno… digamos que defrauda.

Y por cierto, a ver si hacemos monstruos que impongan un poco más, que algunos dan risa.



Dejando esto de lado, he de decir que el sistema de juego me ha gustado mucho. Se le da importancia a cómo blandes la espada y hay monstruos a los que tienes que atacar desde un cierto ángulo. Cuando consigues dominarlo, es un sistema muy gratificante.

Los gráficos son bastante impresionantes, sobre todo con el efecto que emborrona los elementos que están más alejados del centro de la pantalla o están lejos del personaje. Son detalles, pero la verdad es que queda muy bien.

El diseño de los niveles y mazmorras también es bastante entretenido. Aunque he de decir que a veces se hacen un poco tediosos. Personalmente, también creo que el mapa, a pesar de lo grande que es, se hace repetitivo. Creo que recurren demasiado a zonas ya conocidas para que las vuelvas a recorrer con los objetos nuevos, a ver qué encuentras.

Y de la duración, qué decir. Solo llegar a las mazmorras es ya una mazmorra en sí. Aquí apenas hay caminos rectos y lisos (una de las razones por las que no tenemos caballo en este Zelda). Todo es montañoso, escarpado y con pasadizos y desniveles. No es ni bueno ni malo, solo distinto. A mí me gustaba montar a caballo por las llanuras y praderas, cosa que no se consigue recrear igual de bien montando en pelícaro por los cielos (que por cierto, el control del bicho ese a veces deja que desear).

En definitiva, un gran juego a pesar de los defectos que tiene. Eso sí, no esperéis un Ocarina of Time, porque no lo vais a encontrar. Es un buen juego de aventuras que si no se llamase The Legend of Zelda, habría arrasado mucho más. Pero si llevas un nombre como ese, hay que estar a la altura de las circunstancias. Y no sabría decir si este Zelda lo está.

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