martes, 4 de junio de 2013

Nuestra vida la controlamos nosotros

Hace unos días quedé con un amigo, Juan. Me dijo “voy a tomar un café, ¿te vienes?”. Yo pensé que iba a quedar con más gente, así estábamos todos de guay.

Cuando llegué resulta que estaba solo él. Había quedado conmigo solo porque yo le dije “me vendría bien alguien con quien hablar”. No sé si apreciáis el cariz de esta situación. Normalmente la gente no te escucha. Están demasiado ocupados consigo mismos, incluso si todo les va bien, como para hacer algo por ti. Pues Juan quedó conmigo solo para escucharme un rato.

Hace tiempo que mi cerebro no está por la labor de ayudarme. Todos tenemos miedos personales asociados a cosas o eventos. No sé si os pasa (espero que no) eso de ver una palabra asociada a alguien y que se te acelere el pulso. Y no precisamente por emoción, sino porque una oleada de recuerdos de dudoso agrado se vienen como un tsunami arrolla una ciudad entera.



Pues bien, ha llegado el momento de decir basta. Estoy harto de esto. De recuerdos malos que deberían ser buenos. De no querer ni nombrar a alguien como si fuera Voldemort en el mundo de Harry Potter. Ese némesis va a dejar de serlo.

¿Por qué? Pues porque cuento con gente como Juan. Hermano, eres grande como pocos. Tu vida vale más de lo que te imaginas, así que te dedico hoy unas palabras de un pobre desgraciado al que has ayudado más de lo que quizás nunca sepamos, ni tú ni yo. Cuento con más gente, y entre su apoyo y mis ganas voy a superar esta barrera.

Nuestras vidas son montañas llenas de obstáculos. Montañas que vamos a escalando conforme pasa el tiempo. Somos nosotros los que decidimos si quedarnos donde estamos o seguir escalando. ¿Por qué voy a escalar más? Pues porque no me conformo con ver un trozo del paisaje. Yo quiero ver el mundo entero. No me conformo con menos. Y el mundo solo lo veré desde la cima de mi montaña, donde estará esperándome toda esa gente que en algún momento que estuve a punto de caer me tendió la mano y me regaló una sonrisa.


Incluso en los momentos figurados, las palabras no son siempre necesarias.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Grande, muy grande hermano. Me voy contento a dormir :) Gracias Enrique.

"Lo imposible solo tarda un poco más"... Es lo que yo llevo escrito en el hombro.

Ánimos y fuerza :)