Podéis
buscar en Google muchas formas de saber si te haces mayor: vas a la farmacia a
por medicamentos en vez de condones, vistes con ropa de tu talla… en fin, mil
formas. Creo que hoy he descubierto cuál es la real.
Te
haces mayor cuando te encuentras con alguien que ha sido importante para ti. No
estás bien, porque has pasado muy mala época y sigues sin estarlo. Por H o por
B, sabes que esa persona tampoco. Y vuestra conversación se reduce a
-
Hola
¿qué tal?
-
Bien,
¿y tú cómo estás?
-
Bien
también.
-
Me
alegro de verte.
-
Y
yo.
Y
así, sin más, te vas. Los dos sabéis que el otro no está bien porque se os nota
en la cara aunque estuvierais en la puta luna. Pero se establece una especie de
código no escrito donde decidís, sin hablarlo ni haberlo dicho previamente, que
no hablaréis del tema.
Hace
nada era una persona importante y un día eres tan hipócrita que no sabes
decirle “no estoy bien”. Solo te importa aparentar. No por dar envidia ni
hacerle sentir peor a la otra persona. No se trata de eso. Eres un hipócrita contigo
mismo.
En
ese momento, tu vida ha dado un paso hacia delante. Porque hay que guardar las
apariencias. Hay que parecer sereno y seguir andando, al fin y al cabo, eres
una persona adulta. ¿Cómo vas a hacer caso a la voz de tu cabeza que te ruega
que des media vuelta y vayas a hablar con esa persona de lo mal que estáis
ambos y lo mucho que queréis hablar el uno con el otro? Ni que fuéramos niños. Y
esa persona pensará lo mismo. Somos adultos. Y eso es lo que hacen los adultos.
Guardar apariencias y ser hipócrita con uno mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario