Con esto quiero
comenzar una serie de relatos que llevo tiempo queriendo escribir. Mi libro
esperará a que me encuentre con mejor ánimo, pero esto me valdrá mientras
tanto.
Me
llamo Eddan y soy un viajero. Me gusta viajar a sitios exóticos. Mi corazón se
rompió en muchos pedazos y vago por el mundo en busca de cada uno de ellos.
Hace
un tiempo, fui al país de la Tortuga. Quizás sea injusto llamarlo país, ya que
se mueve de un sitio para otro, y un país por lo general está quieto. Pero me
gusta ir allí. Siempre encuentro algo interesante.
La
última vez que fui, para ir tuve que pasar por el país de las Formas Sin Formas,
donde ya estuve alguna vez. También pasé por el país de los Círculos, pero solo
de paso. Algún día volveré a buscar a fondo a ver qué encuentro.
El
país de la Tortuga estaba entonces en el Sitio Que No Quiere Perderse. Fue un
bonito viaje, porque en ese sitio descubrí la belleza del agua y que aún hay
gente que no permite estar doblegado ante el poder de un tirano. Y que sin ser
de ninguna ideología política extraña, se puede vivir bien con poco.
Pero
no os he hablado del país de la Tortuga. Veréis, es un sitio curioso. Tiene
forma de tortuga, y cuando entras, hay un cartel enorme que reza “todo tiene su
lado bueno”. Es una lección que aprendí mucho tiempo y mi vida mejoró desde
entonces. Pero hay que entenderlo. Por eso me gusta el país de la Tortuga. Me
gusta vez ese mensaje.
En
breve volveré. Ahora anda por el país de las Formas Sin Formas, pero sé que su
viaje no termina ahí, igual que el mío. Somos dos viajeros que coincidimos en
distintos sitios del espacio y el tiempo. Quizás yo sea otro país, pero esa
sería otra historia.
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