Estos días estoy viendo
mucha gente afectada por el tema de parejas. Gente que se vuelve recelosa
debido a que alguien les ha hecho daño. Frases ya típicas y tópicas como “no
quiero entregarme, no vaya a ser que me hagan daño” o “yo es que ya no confío
en los tíos/las tías porque son unos [introduzca aquí adjetivo al gusto]”.
Hoy, aquí y ahora, quiero
dar un poco de ánimo a esa gente. Está bien llorar si te hacen daño, aunque sea
por desahogarte. Como dijo una gran persona, todos hemos llorado por una
cebolla que no merecía la pena. Pero eso no es excusa para perder la ilusión y
la esperanza. Porque siendo receloso solo conseguirás que el día que se te
plante delante la persona adecuada para ti, le digas que no “porque te han
hecho mucho daño”. Y le habrás dicho que no a la persona que podía hacerte más
feliz de lo que nunca has sido solo porque alguien inadecuado te hizo daño.
Además, dejar que esa
persona tóxica te haga daño significa dejar que te gane, que quede por encima
de ti. Esa persona que no te merece te ha condicionado, y está en tu mano que
eso no sea así. ¿Qué me hiciste daño? Ya la vida te lo pagará si es oportuno,
yo no voy a perder más tiempo contigo ni con tus recuerdos. Ahora eres parte de
mi pasado, y mi yo es el yo presente, no el pasado ni el futuro.
Al menos yo lo veo así. Pero
sobre todo, mientras sigues tu búsqueda de “esa persona” (que habrá quien no
busque eso, en ese caso, que sustituya “esa persona” por lo que busque), tienes
amigos y familiares, gente con la que pasarlo bien. No os voy a decir que esperéis
sentados al amor de vuestras vidas, al revés, os insto a que busquéis, pero lo
busquéis de verdad. Y mientras, lo paséis bien.
Nos vemos este finde en el
Alrumbo y si no, como suele decirse, por los bares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario